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La miseria de Buenaventura gestada por los gobiernos desde César Gaviria

Un reportaje publicado por el portal Las2Orillas en 2014 revela los antecedentes de la difícil situación que vive el puerto de Buenaventura, una ciudad que mueve el 60% de las exportaciones de Colombia, lo que representa más de 5 billones y medio de pesos al año, (2mil millones de dólares) y aún así rodeado de miseria y desempleo.

El problema radica en la privatización del puerto en el gobierno de César Gaviria Trujillo, quien en 1994 permitió la creación de la Sociedad Portuaria de Buenaventura, producto de la privatización de Puertos de Colombia y de todas las operaciones portuarias del país.

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César Gaviria impulsó una política de apertura y privatizaciones que ha dejado una secuela de pobreza y desigualdad de la que aún el país no se recupera. En aquella época nombró a Juan Manuel Santos ministro de Comercio Exterior

La privatización de Puertos de Colombia se logró en buena medida porque su poderoso sindicato cedió ante la jugosa prebenda que le dio el gobierno al permitirle entrar con un 25% a la naciente Sociedad Portuaria de Buenaventura. Una participación que quedó en manos de los 20 sindicalistas que conformaban la cúpula directiva sin que sus utilidades se drenen al grueso de los trabajadores.

Esta moderna y rentable empresa con 23 años de existencia, controlada por dos grandes grupos familiares, junto con otras dos grandes compañías portuarias, la española de origen catalán –TC Buen- cuyo representante legal en nombre de los españoles ha sido el abogado Camilo Gómez, quien fuera fórmula vicepresidencial de la conservadora Marta Lucía Ramirez, y el Grupo Portuario S.A, quienes manejan el billonario negocio que representa la operación portuaria en Buenaventura, que mueve cerca de 600.000 contenedores al año, el 80% del café que sale del país y el 60% de todas las exportaciones de Colombia.

Contrasta la modernidad del puerto con el entorno paupérrimo de Buenaventura. Son cifras mayúsculas concentradas en muy pocas manos y con una gran inversión de capital que contrasta con la aberrante miseria en que vive más del 90% de los 300.000 pobladores de Buenaventura. La modernización del negocio portuario que compite con los grandes del mundo no se detiene, sin que aparezca la manera de drenarle algo de toda esta riqueza que genera el puerto al entorno social que lo rodea. Solo invierten en los muelles, pero en la ciudad no se ve un solo peso.

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Los bonaverenses no tienen un hospital público acorde a sus necesidades, con el actual paro piden la adecuación del centro asistencial de segundo nivel que existe y la construcción de uno de tercer nivel. Además de plantas potabilizadoras de agua, recurso que falta casi la mitad de los días del año en los hogares de la ciudad. Eso sin contar que la violencia sigue desbordada.

Los grandes inversionistas, directivos y propietarios no viven allí. Llegan en sus aviones privados a las juntas y toman los vuelos de regreso en la tarde, sin contaminarse, sin involucrarse con la tragedia local ni con el gobierno de turno atrapados desde hace décadas en la corrupción y cómplices del otro gran negocio del puerto: el narcotráfico. La pequeña y débil dirigencia no logra aunarse en una voz ni identificar un camino que les permita avanzar y trazar un horizonte al futuro más allá de las denuncias y las lamentaciones.

La clase política local cooptada por la dirigencia nacional logró imponerse nuevamente en las pasadas elecciones a punta de mermelada, chequera y corrupción, sin que los grandes empresarios se decidan a comprometerse para cambiarle el rumbo a esta fatalidad social llamada paradójicamente: Buenaventura.

La Sociedad Portuaria de Buenaventura sigue siendo la líder del sector. Después de muchas transacciones en compra y venta de acciones estos 23 años, aunque sobrevive un grupo de socios minoritarios atomizados, entre los que están los líderes sindicales Álvaro Ortiz, Víctor Rebolledo, la viuda de Luis Marmato: la Sociedad está controlada por un puñado de dueños que toman las decisiones y se lucran del negocio. Estos son: el Grupo Parody de la familia Parody Décheona, la misma familia de la exministra Gina Parody; el Grupo Harinera del Valle de la familia Paz Bautista; le sigue el grupo Ciamsa -Comercializadora internacional de azucares y mieles- conformado por los 12 grandes ingenios del Valle del Cauca; y tres entidades públicas: la alcaldía de Buenaventura (15%) cuyo representante en la junta directiva es el alcalde de la ciudad, además de una pequeña participación del ministerio de Transporte (2%) y el de Agricultura (0.5%).

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Óscar Isaza, dueño del 41% del puerto y presidente de Gepsa –Grupo empresarial del Pacífico SA-, es acaudalado empresario nacido en Buenaventura, quien comenzó su fortuna con una bomba de gasolina de propiedad de su suegro, se empeñó hace más de 25 años en construir un puerto privado capaz de competirle a la Sociedad Portuaria y ofrecer servicios logísticos en el mismo terminal. El primer terminal tuvo como socios a la CVC, al municipio de Buenaventura y a la Gobernación del Valle, el cual fue construido en un lote de la CVC con una inversión de 240 mil dólares (672 millones de pesos). 10 años más tarde, Isaza promovió la idea en Europa y consiguió vincular al grupo marítimo de Barcelona TCB que tiene muelles en España, Brasil, Turquía y en La Habana.

Pero hay otros grandes jugadores en Buenaventura como es Compas S.A.  -Compañía de Puertos asociados-, una empresa que resultó de la alianza en 2012 de Muelles El Bosque de propiedad de la familia Echavarria Obregón y el Grupo Argos.

Echavarria ha sido el puente con el multimillonario filipino de 52 años Enrique ‘Rickie’ Razon, propietario de la gigante portuaria ICTSI, otro de de los grandes inversionistas internacionales de los muelles de Buenaventura. Razon es el tercer hombre más rico de Filipinas, ocupa el lugar 53 en la lista de Forbes, y ve en las aguas de Buenventura una oportunidad de negocios para sumarla a su ya monumental emporio de movimiento de contenedores que heredó de su padre pero que ha multiplicado desde que tomó las riendas del negocio hace 25 años.

 

 

 

 

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