Hasta 200 mil turistas pueden arribar a Salento en temporada alta. En temporada baja, hasta 15 mil personas pueden estar de paso un fin de semana en el municipio. Al año, el número de turistas sobrepasa el millón, una situación que satura a una población que apenas posee 7 mil habitantes.
A pesar de que en febrero pasado Salento renovó su certificado como destino turístico sostenible, entregado por el Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación -Icontec-, dicho reconocimiento no refleja el sentir de los salentinos.
Así lo registró un extenso reportaje publicado por publimetro.co, en el que se cita la frase de un artesano del municipio llamado Alejandro Arango, quien dijo: «En Salento, el turismo no es sostenible sino ‘sostemible’. Muchos turistas no tienen conciencia ambiental: vienen a dejarnos el humo de los carros y la basura… Este era un pueblo tranquilo, ahora estamos viviendo una calamidad muy grande”.
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Vías desgastadas por la alta circulación de vehículos, caballos en malas condiciones de salud que se ponen al servicio de los visitantes por rutas poco definidas, vendedores informales en espacios públicos, racionamientos de agua cuando el líquido se vuelve insuficiente, residuos sólidos entre la vegetación y olores fétidos cuando la planta de tratamiento de aguas residuales no da abasto, son solo algunos de los problemas citados por el medio de comunicación.
Ante la problemática, algunos residentes de la localidad afirman que: “Gran parte de Salento ya les pertenece a extranjeros. Sucede lo mismo que en todas las regiones: el problema no es el turismo, sino la falta de buenas prácticas ambientales”, Diana Salazar, propietaria de una finca ecoturística.
Y es que en Salento las cifras obedecen a estimaciones. Para entrar al Valle de Cocora no existen controles ni capacidades máximas. Algunos dueños de predios han instalado peajes a la entrada de sus terrenos para que los turistas tengan que pagar si desean continuar con el recorrido, y argumentan que lo hacen con el fin de cubrir los gastos y daños que dejan los visitantes.
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“Los campesinos bajaban hace 25 años al pueblo y almorzaban en uno de los restaurantes. Ahora no pueden hacerlo porque los precios están diseñados para turistas. Esa es una forma de ir desplazando a la gente: en Salento ya casi no hay salentinos. El turismo puede ser un gran mecanismo de comunicación e intercambio cultural, pero solo si hay un criterio de responsabilidad”, afirmó Néstor Ocampo, ambientalista quindiano entrevistado por publimetro.co.
De acuerdo con el gobernador Carlos Eduardo Osorio, En Filandia, donde ya empieza a verse el mismo efecto, se han ido tomando medidas para que el problema pueda afrontarse antes de que tome las proporciones de Salento.
En el reportaje además se puede leer una entrevista al alcalde de la municipalidad, Juan Manuel Galvis, quien aborda el problema y explica las soluciones que ha planteado desde su administración que ya esta a pocos meses de terminar.
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