El pequeño Caleb Shawb, de 10 años de edad murió este fin de semana en Kansas, Estados Unidos, cuando disfrutaba del Verruckt, considerado el tobogán más alto del mundo.
Testigos del accidente aseguraron a la cadena de televisión local KSHB-TV que habían visto al niño salir volando de la instalación, que se asemeja a una montaña rusa. También afirmaron haber visto sangre en el tobogán y sugirieron que los arneses de seguridad no funcionaron.
Según la web del parque Schilitterbahn, donde se encuentra el tobogán acuático de 58 metros de altura, para subir a la atracción, que abrió en julio de 2014, hay que medir al menos 1,37 metros.
El parque fue cerrado mientras se adelantan las investigaciones.
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