Columna de opinión por Óscar Galvis, periodista cuyabro.
Las opiniones expresadas por los columnistas son de su total y absoluta responsabilidad personal, no compromete la línea editorial ni periodística de 180gradosquindío.com
Cada día toma más fuerza el nombre del abogado especialista Jobany López Quintero como posible candidato al Senado de la República. Esta afirmación no es gratuita: en diversos círculos políticos, sociales y regionales ya se menciona con insistencia dicha posibilidad.
Debo decir que conozco al doctor Jobany desde hace varios años, así como a su familia. Es un abogado exitoso, ampliamente reconocido por sus importantes conquistas en la defensa de los derechos del magisterio colombiano. Su ejercicio profesional se caracteriza por un firme compromiso con la justicia social, el cual ha sido respaldado por una constante y rigurosa preparación académica, que le permite estar a la altura de los grandes desafíos que impone el país.
Ahora bien, el tema que nos convoca es la posible aspiración de López Quintero al Senado de la República como representante del departamento del Quindío, una posibilidad que cobra cada vez más relevancia ante la necesidad histórica y sentida de contar con una representación fuerte y legítima en el Congreso.
La falta de un senador quindiano nos ha hecho daño. La ausencia de una voz firme en el escenario nacional ha debilitado la visibilidad y gestión de los intereses regionales. Por ello, una candidatura como la del doctor Jobany López Quintero puede significar un punto de inflexión.
Es bien sabido que para llegar al Senado se requiere una votación robusta, no solo en el Quindío, sino en todo el territorio nacional. Y es precisamente ahí donde López Quintero, a mi juicio, tiene fortalezas sustanciales: su trayectoria profesional, sus vínculos personales y su cercanía con diversos sectores en Bogotá lo convierten en un posible aspirante con una base sólida y proyección nacional.
Será el propio doctor Jobany quien determine su rumbo político. Pero, desde ya, me permito añadir —con conocimiento de causa y sincero deseo por el bienestar del departamento—:
Qué bueno sería que fuera candidato.