Tras la muerte del Papa Francisco y su sepultura, muchos recordaron el macabro funeral del Papa Pío XII cuyo cuerpo explotó.
Este sábado 26 de abril finalizaron las honras fúnebres del Papa Francisco en la Basílica de Santa María La Mayor donde miles de feligreses le dieron el último adiós al primer latinoamericano que llegó a ser sumo pontífice.
Para la exhibición del cuerpo del Papa durante el funeral los médicos forenses utilizaron la tanatopraxia, una técnica milenaria que sirve para que el cadáver mantenga su apariencia física sin daños aparentes.
No obstante, este método no fue el que siempre se usó para los papas, pues uno de los episodios más impactantes que vivió la iglesia católica fue durante el funeral del papa Pío XII, cuyo cadáver explotó.
La historia macabra del funeral del Papa Pío XII
El funeral del papa Pío XII, celebrado en octubre de 1958, es recordado no solo por su trascendencia religiosa, sino también por un incidente macabro que dejó una huella imborrable en la historia del Vaticano.
El pontífice, conocido como el «papa de la Segunda Guerra Mundial», falleció a los 82 años en la residencia papal de Castel Gandolfo. Sin embargo, lo que debería haber sido una solemne despedida se convirtió en un episodio de horror debido a un embalsamamiento fallido.
Riccardo Galeazzi-Lisi, médico personal de Pío XII, propuso un método alternativo al tradicional embalsamamiento, denominado «ósmosis aromática». Este procedimiento consistía en sumergir el cadáver en una mezcla de aceites y resinas aromáticas, sin realizar incisiones ni extraer órganos. Galeazzi-Lisi afirmaba que este método era más natural y menos invasivo. Sin embargo, el resultado fue desastroso.
Tras la aplicación del método, el cuerpo del papa comenzó a mostrar signos de descomposición acelerada. La piel se arrugó, el cabello se encaneció y una sustancia oscura emergió por los orificios faciales.
Lo más alarmante ocurrió durante el traslado del féretro a la Basílica de San Pedro: una explosión causada por la acumulación de gases en el interior del cuerpo, que sorprendió a los presentes y dejó una marca indeleble en la historia del Vaticano.
Este incidente no solo manchó la despedida de un líder religioso de gran importancia, sino que también destruyó la carrera de Galeazzi-Lisi. El Vaticano lo expulsó, y el Consejo Médico Italiano lo despojó de su licencia médica. Su nombre quedó asociado a uno de los episodios más macabros en la historia de la Iglesia Católica.