El pasado 15 de octubre la noticia de un bus turístico incinerado en la vía que de Salento conduce al municipio tolimense de Toche, fue publicada por varios medios de comunicación, incluido 180gradosquindio.com.
En ese momento autoridades administrativas de Salento y el departamento del Tolima informaron que el automotor había sufrido una falla en su sistema eléctrico, lo que había producido el fuego que lo consumió.
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Esta versión contradecía la que ya manejaban organismos judiciales de que el bus había sido quemado adrede en medio de llamadas extorsivas.
Es así como el mismo propietario de la buseta, un hombre oriundo de Filandia, confirmó en los últimos días que su vehículo si fue quemado por delincuentes, que querían extorsionarlo.
El ciudadano se comunicó con 180gradosquindio.com para desmentir la versión oficial entregada en ese momento, con el objetivo de dar claridad a la investigación.
La extorsión y posterior quema del vehículo por el conductor y su ayudante
Según la víctima, un hombre lo contrato vía telefónica para ir hacia la vía Salento – Toche a recoger a unos profesores y alumnos en la finca La Carbonera.
Aunque tomó varias precauciones de seguridad con respecto a realizar este viaje, decidió enviar a su conductor a hacerlo, pues todo parecía muy normal, e incluso le dio el número de su conductor, al señor que lo había contratado, con el fin de que se comunicara con él en caso de que no llegara a tiempo.
El chofer salió hacia el sitio pactado en compañía de su esposa y un ayudante. Horas más tarde el propietario del bus recibió una llamada de un sujeto que se identificó como integrante de la guerrilla del Eln, quien le exigió 8 millones de pesos para dejar circular la buseta por la zona donde ya se encontraba, o de lo contrario la quemarían o mataban a los 3 ocupantes.
La víctima intentó conseguir el dinero en 30 minutos, que fue el plazo que le dieron, pero luego de no lograr reunirlo, decidió llamar al Gaula, desde donde le explicaron que la extorsión tenía un modus operandi similar a las que hacen desde la cárcel para engañar a las personas, por lo que muy seguramente no había ningún problema.
El ciudadano entonces se comunicó con su conductor, quien le dijo que estaban bien, pero la llamada se cortó. Así que un poco más tranquilo decidió no contestar más las llamadas de los supuestos extorsionistas.
Horas más tarde recibió una llamada del Gaula, en la que le dijeron que la buseta se había quemado y que según la versión del conductor, había sido producto de un corto circuito.
La sorpresa fue mayúscula cuando al acudir al Gaula se enteró de que su conductor había cambiado la versión, y había reconocido que él y el ayudante habían quemado el vehículo. Su confesión fue hecha luego de que las autoridades les presentaran pruebas gráficas en las que se evidenciaba que ellos habían cometido el delito, mientras la mujer que los acompañaba miraba.
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En su versión, los señalados expresaron que los habían llamado para decirles que los tenían en la mira y les estaban apuntando con fusiles, así que si no quemaban el vehículo les disparaban, por los que llenos de temor decidieron prenderle fuego.
Desde ese suceso los trabajadores no volvieron a tener contacto con el propietario de la buseta.
No es el primer caso en el país
Desde el Gaula informaron que se confirmó que las llamadas recibidas por el propietario del vehículo y por el conductor, provenían de la cárcel de Cómbita, Boyacá, y que esta es una modalidad frecuente ya en el país.
«Contratan a los vehículos para hacer servicios a sitios alejados y luego empiezan a amedrentar a propietarios y conductores, haciéndolos abandonar los carros o incinerarlos como sucedió en este caso», informaron.
Causa curiosidad que las autoridades administrativas de Salento hayan informado sobre el corto circuito y no sobre la extorsión, aun cuando la versión oficial confirmaba el delito. Al parecer una falla comunicativa entre instituciones habría ocasionado este error.
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