Soy periodista hace 11 años, graduado de la Universidad del Quindío. Ejerzo desde entonces esta profesión a la que Gabriel García Márquez “llamó el oficio más bello del mundo”.
No puedo entender entonces cómo existen periodistas, o sujetos que así se hacen llamar, que desconocen, o simplemente les importa un bledo, la ética y la responsabilidad que todos en esta profesión debemos tener.
No puede ser que supuestos profesionales como Juan Diego Lozano no hayan podido entender que antes de publicar cualquier información, esta se debe contrastar y permitir a los implicados dar su versión de los hechos.
El caso en cuestión es uno que tiene que ver con la actual campaña electoral en Montenegro, pero no es el primero en el que el periodista Lozano cae en la irresponsabilidad enorme, que se agrava si tenemos en cuenta que él es uno de los comunicadores más reconocidos del Quindío, toda vez que fue director de RCN Radio.
El mencionado “periodista” publicó en su Facebook una información sin contrastar, que afecta gravemente la imagen de un candidato a la Alcaldía de Montenegro, y que podría incluso incidir en el desarrollo de las elecciones del próximo 27 de octubre en ese municipio.
No digo que la información revelada en la denuncia sea verdadera o falsa, pero sí me invade el desasosiego por la completa irresponsabilidad con la que se manejó la denuncia al no llamar siquiera al candidato para escuchar su versión, y tampoco al youtuber implicado en la noticia, quien está ahora en el ojo del huracán en su municipio.
Señores periodistas, no importa si tenemos pruebas contundentes contra un personaje público, nuestro deber es contrastar los hechos y dar a nuestros lectores todas las aristas y versiones de lo acontecido. La noticia por si sola evolucionará hacia el lado correcto y no mediante manipulaciones irresponsables.
Es cierto que don Juan Diego publicó esa denuncia en su Facebook personal, donde podría argumentar que posa de opinador y no de periodista, pero aun para opinar los profesionales en este oficio tenemos la imperante necesidad de contrastar los hechos, máxime cuando se goza de reconocimiento y gran cantidad de seguidores que a diario comparten sus publicaciones.
Por si fuera poco el candidato afectado le salió a deber a Juan Diego cuando le reclamó, con toda la razón del mundo, por haber publicado la denuncia sin corroborar nada. El periodista le respondió con una retahíla humillante, en la que acudió a supuestos errores de redacción en el texto escrito por el político. No estamos los periodistas para ‘pordebajear’ a las personas, sea quienes sean. El lector solo y sin decirle nada juzgará si se cometieron errores de redacción y no es nuestro deber desde el sesgo y la parcialidad denigrar a un ciudadano.
No es la primera vez que el señor Juan Diego cae en errores garrafales para nuestra profesión periodística. El pasado mes de junio sus palabras acusantes y señaladoras cayeron de manera infame contra el establecimiento comercial Pan y Miel de Armenia, solo porque habían pautado en el periódico Despierta Quindío, que no es de los afectos de Lozano, precisamente porque días antes salió un artículo en su contra, en el que revelaban varios hechos que no lo dejaban muy bien parado.
No es justo que los lectores quindianos que buscan informarse bien, se vean expuestos a este tipo de situaciones, y es que no es este el único comunicador que recurre a prácticas bastante reprochables:
Recuerdo también a otro pseudoperiodista a quien le dicen ‘Tigrillo’, quien cuando un alcalde no le compra pauta, recurre a ofensas y a denigrar de sus actuaciones valiéndose de sus espacios ‘periodísticos’ o incluso insultándolos en grupos de whatsapp.
Ah pero cuando el alcalde le paga cualquier centavo, se convierte en un defensor a ultranza del gobierno en mención. Esas prácticas nauseabundas en el periodismo quindiano deben desaparecer. Una cosa es que como medios vendamos pauta y otra es que vendamos nuestra objetividad e integridad profesional por unos pesos. Somos profesionales y no un montón de ‘muertosdehambre’.
Responsabilidad colegas, solo eso les pedimos. Como periodistas somos ejemplo para muchos ciudadanos, incluyendo estudiantes de Comunicación Social a los que hoy les digo, jamás caigan en este tipo de prácticas.
Si seguimos así este oficio desaparecerá, porque para chismes cualquier persona puede publicarlos en facebook. Somos los periodistas quienes debemos darle altura, calidad e importancia a la información. Somos nosotros los únicos que sabemos cómo manejarla de manera profesional.
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