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Dolor tras arrasador paso del huracán Maria por Puerto Rico

8 días después del paso del huracán María por Puerto Rico, una isla de 3,4 millones de habitantes, la devastación ha sumido en una profunda crisis de acceso a recursos como agua, alimentos, electricidad, combustible, atención sanitaria y vivienda, a toda la isla.

El 100% de la red eléctrica está arrasada, menos de la mitad de los hospitales están abiertos, la falta de conductores de camión está dificultando el reparto de diésel y gasolina y los suministros básicos no están llegando con suficiente rapidez a cientos de miles de ‘boricuas’ que han quedado desamparados tras el paso de María, el mayor huracán que ha azotado la isla desde 1929.

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Puerto Rico ha sido literalmente arrasado por el ciclón y sus lluvias torrenciales. El Gobierno insular ha reconocido que todo el territorio deberá ser reconstruido. Este jueves había ya 160 refugios abiertos y habían sido rescatadas cerca de 6.000 personas.

El Gobierno insular y el de Estados Unidos, del que Puerto Rico hace parte como Estado Libre Asociado, han decidido activar un despliegue militar para «mitigar» una situación descrita como de «crisis humanitaria». Hasta el momento se han registrado 16 víctimas mortales directas del ciclón. Los daños materiales son incalculables.

Alrededor de 1.500 soldados de la Guardia Nacional de Puerto Rico están trabajando ya sobre el terreno, pero más de 5.000 militares, muchos de ellos incomunicados, no se han reportado aún.

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Esta semana llegarán «miles» de soldados más de la Guardia Nacional de otros estados de Estados Unidos. El Pentágono ha anunciado que establecerá un centro operativo en la isla y varios militares de alto rango han sido enviados ya a Puerto Rico por el Departamento de Defensa. Las autoridades han afirmado que será el mayor operativo militar en territorio puertorriqueño.

El presidente de EE.UU, Donald Trump, ha declarado todo el territorio de Puerto Rico «zona de desastre» y visitará la isla el próximo martes. A petición del gobernador Ricardo Rosselló, Trump ha ordenado eximir a la isla de las leyes de cabotaje que obligan a Puerto Rico a usar exclusivamente la marina mercante americana para sus operaciones marítimas. Al flexibilizar esa regla, el jefe de la Casa Blanca permite, con carácter excepcional, la entrada de buques sin bandera de EE.UU. a Puerto Rico para diversificar la necesaria llegada de ayuda humanitaria internacional.

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