Juan Carlos Sánchez Latorre, conocido como el ‘Lobo Feroz’ podría ser uno de los peores criminales de la historia en Colombia, y muy posiblemente del mundo, solo comparable con el infame Alfredo Garavito.
Este depravado, de 37 años de edad y nacido en Barranquilla, habría violado a más de 500 menores de edad. El caso es tan impactante que el tipo fotografiaba a sus futuras víctimas y en internet compartía las fotos con pederastas que le pagaban entre 100 y 400 dólaes para que las violara.
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Según la Revista Semana, una de sus víctimas tenía tan solo 14 meses de nacida y los demás estaban entre los 8 y los 14 años de edad. Semejante abominación no solo lo convierte en uno de los mayores violadores seriales del mundo. Por la macabra forma en que cometió los crímenes también los expertos lo consideran uno de los mayores pederastas y psicópatas conocidos de la historia reciente.
Sánchez Latorre es tecnólogo de sistemas, trabajaba en una empresa de cómputo en su ciudad natal y parecía un tipo normal. Pero el 14 de marzo de 2008 las autoridades lo arrestaron y encarcelaron, por el delito de acceso carnal abusivo y acto sexual con menor de 14 años.
Las autoridades ya lo tenían en la mira desde que en 2005 se habían reportado más de 50 violaciones a menores de edad en la capital del Atlántico y municipios aledaños, y 6 de esas víctimas declararon e identificaron a Sánchez como su agresor.
Infortunadamente, como suele suceder en Colombia, un juez lo dejó en libertad en noviembre de ese mismo año por vencimiento de términos a pesar de las declaraciones y las pruebas. Muchas víctimas se hubieran salvado de este sujeto si la justicia hubiera operado como debía.
Después de esto el ‘Lobo Feroz’ se desbordó, pues parecía ya no temerle a nadie y en los años siguientes, decenas de denuncias de menores abusados aparecieron en diferentes municipios de la costa. Pero las autoridades los trataban como casos aislados y a nadie se le había ocurrido atar cabos y pensar en Sánchez como uno de los posibles responsables. Hasta que en julio de 2011 en una redada de las autoridades mexicanas contra redes de pederastas, arrestaron en un café internet a Héctor Faria, conocido con el alias de Anthony. Al revisar el material que tenía en su poder descubrieron centenares de correos, chats, videos y fotografías provenientes de Colombia.
La brutalidad de las imágenes dejó impactados a los detectives. La sede de Interpol en México se comunicó con sus colegas de Interpol Colombia, una dependencia de la Dirección de Investigación Criminal (Dijín). Así empézó una ardua búsqueda y la tarea de identificar al responsable en el país de una cuenta de correo identificada como sá[email protected] por medio de la cual se comunicaba y enviaba material al pederasta mexicano. Pero la información estaba encriptada, y pasaron varios meses antes de poder acceder a su contenido.
Cuando los analistas informáticos lograron hacerlo, quedaron profundamente impactados. Una de las carpetas contenía un documento desde el número 1 hasta el 276. Sin nombre, cada número iba acompañado de un archivo adjunto, cada uno con la foto de un niño desnudo. Un segundo archivo era aún más aterrador. Contenía videos, de entre 2 y 5 minutos de duración, en donde en forma brutal el individuo abusaba sexualmente de cada uno de estos 276 menores. En muchos se oyen los gritos, los lamentos y las súplicas de las pequeñas e indefensas víctimas. Esta parte del material solo cubre lo encontrado del periodo entre finales de 2008 y mediados de 2011.
No menos enfermizo resulta el contenido de los chats con el mexicano Anthony, quien lo llamaba “estimado Lobo Feroz”. Tras compartir los videos, realizaban largas sesiones comentando cómo habían sometido a cada uno de los menores de edad. El colombiano le decía que acudía a la fuerza y los amenazaba con armas blancas y con asesinar a sus familiares si contaban lo sucedido. El mexicano le respondía que él, para garantizar que los niños no hablaran, les daba a sus víctimas “unas palizas casi hasta matarlos para que cogieran miedo” y le recomendaba hacer lo mismo.
El contenido de las comunicaciones entre los dos pederastas psicópatas también deja al descubierto algo aún más escabroso: el mexicano pagaba por cada una de estas violaciones y este operaba en una red criminal aún más compleja a la que revendía las imágenes. Por cada video de menores abusados que Sánchez le enviaba a sus secuaces en México le pagaban entre 100 y 400 dólares.
Tenían un modus operandi maquiavélico. Sánchez buscaba a sus víctimas en centros comerciales o locales en barrios en donde había juegos de video frecuentados por menores. Allí tomaba fotos con su celular de varios niños. También captaba imágenes de jovencitos en barrios marginales y cerca del lugar donde vivía.
Como si se tratara de un catálogo, las enviaba a Anthony en México. Este le indicaba a cuál niño seleccionar y el valor que le pagaría. Una vez elegido, el ‘Lobo’ salía a buscarlos. Aprovechando su afición a los videojuegos, entablaba fácilmente charla y se ganaba muy pronto la confianza del niño que había sido señalado.
“Los persuadía de ir con él a jugar videojuegos en su casa. Una vez allí inicialmente les ofrecía entre 2.000 y 5.000 pesos a los menores por dejarse fotografiar desnudos. Al negarse los amenazaba y posteriormente usando la fuerza los sometía y abusaba sexualmente de ellos”, explicó a la Revista Semana, uno de los investigadores del caso, de la Dijín.
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La búsqueda del violador
Con el nombre de ‘Lobo Feroz’ inició la búsqueda del psicópata hasta definir su identidad. De allí empezaron las pesquisas para hallarlo. Durante meses lo buscaron en salones de videojuegos hasta que el año pasado uno de los investigadores que mostraba la fotografía del tipo a niños y personas en estos lugares, halló su rastro cuando un joven de unos 18 años de edad, lo identificó como el sujeto que había abusado de él cuando tenía unos 12 años.
Así empezaron a rastrear su ubicación hasta hallarlo en Maracaibo, Venezuela, a donde había huído al enterarse de que ya estaban tras él.
El 1 de diciembre de 2017 las autoridades del país vecino comunicaron que lo habían capturado cuando rondaba un parque infantil en esa ciudad.
Inicialmente, a Sánchez y a su cómplice mexicano las autoridades les encontraron 1.450 archivos solo entre 2008 y 2011, en los cuales estaban perfectamente documentados y grabados en video 276 menores abusados. Sin embargo, en los últimos 6 años, desde la investigación hasta la captura, la cifra de víctimas de este hombre se duplica, hasta superar 500 casos. Esto sin tener aún los datos de lo que pudo hacer en Venezuela.
El impactante caso de Juan Carlos Sánchez hace inevitable recordar al de Luis Alfredo Garavito. Conocido como la Bestia, violó y asesinó a más de 170 menores de edad en la década de los años 80 y 90, principalmente en el Eje Cafetero, pues este psicópata es natural de Génova, Quindío. Condenado a 40 años de prisión, las víctimas y los investigadores del caso esperan que la justicia imponga una pena similar o superior al ‘Lobo Feroz’.
Con información Revista Semana