John y Katherine luchan por su vida tras ser arrollados en la vía Armenia-Calarcá por un conductor presuntamente ebrio. Harlistas piden justicia.
El rugido de una moto, para muchos, es libertad, pasión, compañía. Para John Salazar y Katherine Restrepo Ramírez, era eso y más: una forma de vivir.
Como miembros activos del grupo de motociclistas Harlistas, solían recorrer juntos las carreteras del Quindío, compartiendo kilómetros y sueños. Pero el pasado sábado 17 de agosto, su trayecto fue brutalmente interrumpido.
En el sector de Chagualá, vía entre Salento y Calarcá, un conductor en presunto estado de embriaguez cruzó al carril contrario y embistió su motocicleta. El impacto fue devastador. John y Katherine quedaron gravemente heridos en el asfalto, entre los restos de una pasión que nunca debería haberse cruzado con la irresponsabilidad ajena.
El responsable, identificado como Juan José Torres Hernández, presuntamente conducía bajo los efectos del alcohol. La comunidad no lo llama accidente. Lo llama crimen. Por esta razón ya han realizado plantones a las afueras de la clínica alzando su voz para exigir justicia y brindarle su apoyo a la pareja para salir de este difícil momento.
Hoy, mientras la pareja permanece en estado crítico en centros médicos de Armenia, una ola de indignación recorre el Quindío. No solo entre los motociclistas, sino entre ciudadanos comunes que entienden que manejar ebrio no es un error: es una decisión que pone vidas en riesgo.
Willy Bolívar, vocero de un movimiento ciudadano, lo dijo con firmeza: “Conducir ebrio no es un accidente. Es un acto de irresponsabilidad. No podemos permitir que la vida de inocentes siga estando en peligro”.
Mientras las autoridades adelantan la investigación, la comunidad exige que este caso no quede en el olvido ni en la impunidad. Porque hoy fueron John y Katherine. Mañana, podría ser cualquiera.