Como una letrina calificó la situación del río La Vieja el profesor César Román, investigador de la universidad del Quindío, quien denunció la mortandad de peces en el afluente.
El río recibe las aguas negras e industriales de casi todo el Quindío y Risaralda, lo que ha llevado a problemas ambientales que aumentan con la sequía que ya debería haber terminado, pero que continúa por los efectos globales del cambio climático.
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«La muerte masiva de peces se debe a la reducción de oxígeno por aumento de carga orgánica contaminante, desechos humanos, domésticos e industriales, combinada con la disminución del caudal del río», explicó el profesor.
Agregó que las especies que se están viendo afectadas son de las más resistentes a los contaminantes, lo que quiere decir que la situación es muy grave, sobre todo si se tiene en cuenta que este río surte de líquido a varias veredas en la región e incluso poblaciones en el norte del Valle.
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