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«El Museo Quimbaya en Armenia está en situación de abandono»

“Algo no funciona en el área cultural de Armenia. Acabo de confirmar que el municipio no ha hecho nada por el Museo Quimbaya, que cumple 30 años, no se ha mejorado su entorno, sigue su inseguridad por el costado sur y, según me cuenta una exfuncionaria del banco, ni los promotores del turismo se interesan por él”. Con estas palabras el ex gerente del Banco de la República en Armenia, Josué López Jaramillo, denunció el deterioro y falta de atención en la que se encuentra el museo arqueológico más grande del Quindío.

El comunicado fue recibido por un colaborador del portal Eje 21, quien lo publicó el pasado 22 de enero y de inmediato recibió el apoyo de un grupo de quindianos que buscan recuperar este importante espacio.

Algunos de los mensajes aclaran que aliviar el deterioro del museo solo se puede si  la administración centralista del Banco de la República lo autoriza. «En el Quindío no puede utilizarse un martillo sin el visto bueno de Bogotá y lo peor, cuando se trata de una recuperación locativa por pequeña que sea, debe ser aprobada por  la Junta Directiva. Es la versión que conozco recogida en fuentes del mismo Banco», explicó el periodista Jorge Eliécer Orozco Dávila.

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El presidente de la Academia de Historia del Quindío, Jaime Lopera, dijo que: «El museo no está en las prioridades del Banco como lo estaba cuando Darío Jaramillo Agudelo era el gerente cultural. En la actualidad su presupuesto es exiguo para atender las reparaciones locativas o tener nuevo personal. Creo que es una buena oportunidad para que algunas instituciones aprovechemos el nuevo gerente Echavarría para solicitarle más atención a esta joya que tenemos. Aunque es necesaria una campaña específica para restituirlo como un original “parque temático”, aunque sin la cooperación de los cachacos no se hace nada.

Entre tanto desde Bogotá el señor Luis Fernando Jaramillo Arias, explicó que el hecho de que el Quindío se ha convertido en un destino turístico importante hace necesario recordarles a los operadores la existencia de esta importantísima obra para que la promuevan con sus paquetes.

El escritor calarqueño José Nodier Solórzano dijo que: «El museo necesita un viraje, y sobre todo que se entienda en Bogotá que aquí tenemos unas necesidades específicas. La programación tiene que adquirir pertinencia regional y también convocar la participación ciudadana. Sé bien que existe, para citar un caso, un proceso como “Constructores de paz”, en la sala de literatura, liderado por Ana María Guevara, oriunda de Calarcá, que es un ejemplo en estos tiempos. Pero es solo una excepción en su  programación… Hay que sacar al museo de su escondite.

«El museo tuvo una extraordinaria directora, nuestra querida y admirada Martha Lucía Usaquén. Ella supo llevar el museo a las universidades y colegios. La directora actual es una dama muy cordial, pero no está comprometida con el departamento y reside en Pereira, después de las 5:00 de la tarde es imposible ubicarla. El museo es hoy en día un lugar lúgubre y solitario… Lo que ocurre aquí en Armenia es falta de gestión. Sería conveniente que los funcionarios de las entidades correspondientes, Banco de la República y Museo Quimbaya, se informaran sobre la magnífica programación que se realiza en Manizales y en Ibagué por cuenta del Banco de la República. He asistido a eventos en ambas ciudades, y lo único que siento es tristeza cuando pienso en todo cuanto se deja de hacer aquí», explicó la señora Esperanza Jaramillo.

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Lo cierto del caso es que el museo, en sus procesos y eventos, no parece estar en el Quindío. Es baja la participación de los artistas quindianos y dentro de su personal solo una persona es de esta zona, hecho que lo que lo aísla, porque además sus administradores se encerraron en las hermosas paredes del edificio. Viven en una bella jaula, pero no dialogan con su entorno, explica el mencionado medio.

Este recinto cultural y turístico que retrata la historia de estas tierras, abrió sus puertas el 25 de julio de 1986 y su construcción se debe al empeño que puso Hugo Palacios Mejía como gerente general del Banco de la República y a la cooperación de Josué López Jaramillo como gerente de la sucursal de Armenia.

Fue diseñado por el arquitecto Rogelio Salmona y obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura 1986-1987.

Con información de Eje 21.

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